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viernes, 26 de abril de 2013

Tierra trágame (infantil)

La expresión "tierra trágame" es por todos conocida, y seguro que el mundo entero se ha visto en situaciones embarazosas más de una vez, provocadas por ellos mismos o por alguien cercano. Yo, desde luego, no soy ajena a esto y puedo contar innumerables. Es casi divertido, porque se pasa mal en el momento pero luego lo recuerdas y hasta te ríes. Pero cuando estás ahí..., qué bochorno.
La semana pasada entré a una zapatería, la verdad es que sin intención de comprar nada, simplemente iba a mirar (cosa que muchos hombres no entienden, que entres en una tienda "a mirar", con lo bien que se lo pasa una). Llevaba a mi hijo en el carrito y se estaba bebiendo un yogur de estos líquidos. Cuando entré en la tienda decidí quitárselo, "no vaya a ser que lo derrame sobre algún zapato", pensé. 
En fin, nunca me he sentido tan patosa. Tenía el yogur en una mano, el bolso en la otra y mis ojos se fijaron en unos zapatos que estaban en la estantería de abajo. Me agacho..., y de repente veo atónita cómo el yogur se desliza lentamente hasta el zapato en cuestión, dejándolo que daba asquito.
Ay, no sé explicar lo que me pasó por la cabeza; resoplé, miré a mi alrededor, "vale, vale, no hay nadie y la dependienta está a otras cosas, no se ha dado cuenta". Ya, muy bien, pero ¿y ahora qué? Saqué toallitas húmedas para deshacer el estropicio pero yo creo que lo empeoré, así que pensé en salir pitando y dejar allí el zapato-yogur, pero pensando que mi conciencia me iba a castigar o, peor aún, que la dependienta se daría cuenta y correría detrás de mí gritando por la calle, decidí decírselo y, por supuesto, comprarme los zapatos, que ya no me gustaban tanto. Afortunadamente eran de mi número y no demasiado caros.
Y mención aparte merecen las rabietas, pero las rabietas en plena calle. Cuando suceden me entra una nube negra (véase el post con este mismo título para entender las reacciones de mi cuerpo y mente) que ni os cuento. El niño llora, patalea y la gente mira, te observa y tú no sabes dónde meterte y dan ganas de decirle "sí, qué pasa, es mío, y qué??" Yo, como fiel seguidora de Supernanny, le ignoro, pero es muuuuuuuuyyyyyyyy complicado (ya me gustaría ver qué hace esta señora cuando la cámara se pone en off).
El otro día, en mi centro de salud, me montó tal número que apareció el guardia de seguridad porque pensaría que estaba arrancando a mi hijo la piel a tiras (lloran de tal manera, y por nada, que parece que les están torturando; algún día le grabaré, tal vez sirva para doblaje de alguna película de éstas tipo Saw).
Bueno, y sin ir más lejos el lunes pasado salí a la calle tan tranquila, con la cabeza bien alta, tan digna yo, con mi hijo al lado, que caminaba descalzo y con sus zapatitos en la mano. Íbamos a la guardería y no quería ponerse los zapatos, así que para no entrar en su juego, salimos así a la calle. La gente nos miraba (seguro que pensaban que qué mala madre, que le llevaba descalzo como penitancia por algo o como entranemiento para salir en alguna procesión), a lo que hay que añadir que el muy diablillo lloraba como si acabaran de picarle 200 avispas; pero me llamó la atención una pareja de señores mayores, cómo le miraban con cara de pena, ¿¿¿pena???, ¿¿¿no os doy pena yo???
Pero el top ten de los bochornos en público fue cuando mi hijo, el verano pasado, se hizo sus necesidades mayores dentro de la piscina pública. El pobre llevaba pañal de estos de agua (que eso y nada es lo mismo), y la cosa terminó como el rosario de la aurora. Prefiero no dar detalles.
Uffffffffffffffff, qué bochornos. Espero que algunas madres me entiendan ;))

Por cierto, un pequeño inciso que no tiene nada que ver: ¡¡Ya sabemos qué es cutita!!, ¡¡es POQUITA!!!

martes, 23 de abril de 2013

Más recomendaciones literarias (para reír)

Después de tanta seriedad vamos a dar lugar a las risas, al buen rato. Ya que hoy se celebra el Día del Libro, qué mejor ocasión de festejarlo que recomendaros algunas de mis lecturas favoritas, esta vez para reír, que hace mucha falta ahora.
Pero antes, un pequeño inciso, porque el Día del Libro me trae grandes recuerdos. Cuando vivía en Madrid no faltaba ningún año a la lectura de El Quijote en el Círculo de Bellas Artes. Era muy emocionante, aunque parezca una tontería, pero me encantaba sentarme a esperar (casi siempre acompañada de alguna amiga, Eva, Marina, Sagrario, Pili..., y Marcos, por supuesto, alguno de los últimos años); llegaba mi turno e, increíblemente, esos nervios del principio se esfumaban y disfrutaba de lo lindo leyendo mi parte.
Bueno, ahí van mis recomendaciones para que os echéis unas carcajadas:

La tesis de Nancy (Ramón J. Sénder). Son muy divertidas las peripecias de Nancy, una joven estudiante estadounidense que está en Sevilla. Sus confusiones con el idioma son buenísimas.

Wilt (Tom Sharpe). Está muy bien y enganchan desde el principio todas las aventuras, o más bien desventuras, del pobre Wilt.

La conjura de los necios (John Kennedy Toole). Es una novela disparatada, surrealista y muy sarcástica. El buen rato está más que asegurado.

Amor se escribe sin H (Enrique Jardiel Poncela). Esta obra es una novela, pero además este autor tiene innumerables obras de teatro muy famosas y divertidas, Eloísa está debajo de un almendro, Usted tiene ojos de mujer fatal, Angelina o el honor de un brigadier, Como mejor están las rubias es con patatas... Además este autor ha escrito cinco relatos breves sin utilizar, en cada uno de ellos, una de las vocales. Recomiendo Un marido sin vocación, en el que no utiliza la letra e.

La venganza de Don Mendo (Pedro Muñoz Seca). Es una obra imprescindible para echarse unas risas y, además, se lee muy rápido.

El Diario de Bridget Jones (Helen Fielding). Puede que este sea un libro considerado como literatura femenina, pero he de decir que me lo leí porque me lo recomendó mi hermano, al que previamente se lo había recomendado un amigo. Son divertidísimas las historias de la pobre Bridget, sus problemas con la báscula, con los hombres y con la autoestima. De los dos libros que hay, el mejor es el primero, y me quedo con una frase cientos de veces repetida por la protagonista y sus amigas ante las muchas situaciones patéticas que les suceden: "Ante todo, Elegancia Interior".

martes, 16 de abril de 2013

De luto, Manzanares

Ser de este municipio de Ciudad Real y no comentar nada del atroz suceso del pasado viernes sería imperdonable, aunque ya esté todo dicho, aunque yo ni sepa qué escribir.
Siempre he pensado que hay que tener mucho valor para suicidarse, casi más que para matar a otra persona, pero lo que hay que tener para matar a dos hijos, eso no sé ni cómo se llama, porque probablemente no tenga nombre, por mucho que quieran decir filicidio, asesinato o algo aún peor.
No puedo definirlo, simplemente la sensación que me provoca es algo hueco, oscuro, muy sucio. El nudo que se me quedó en la garganta cuando me enteré de la noticia fue difícil de deshacer, y lamentablemente a veces parece que estamos acostumbrados a noticias parecidas, pero cuando ocurre en tu pueblo, a pocos metros de tu casa, piensas que sí, que esas barbaridades que salen en los telediarios resulta que pueden llegar a ser ciertas, que te lo tienes que creer, que no hay más remedio que pensar que no, no es una broma macabra.
Y como a todos, me indigna saber que el asesino se quitó la vida después de arrebatársela a sus hijos y a su suegra, ¿por qué no comenzó por él primero?, ¿por qué no se sumió él solo en el silencio y la muerte y dejó que su familia siguiera con su vida? ¿Cómo será ese odio tan profundo a tu pareja para que seas hasta capaz de arrebatar lo más preciado de esa relación? No me entra en la cabeza, como supongo que a nadie.
No hace mucho escribí que no sabía qué nos pasaba cuando somos adultos que perdemos gran parte o toda la inocencia y el brillo de cuando somos niños, y en este caso, lo peor de todo ha sido poner frente a frente a esa inocencia, dulzura y amor de unos pequeños contra la crueldad más despiadada, la locura más inexplicable.
Solo espero que Ángel y Javier, junto a su abuela Catalina, estén en algún lugar mejor y ni siquiera puedan mirar por un agujerito y ver el desgarro de la madre que queda en tierra, que ni sé, ni me explico, cómo podrá mantenerse en pie.
Desde aquí todo mi ánimo para su desconsuelo, y el deseo de que el resto de su familia la arrope como nunca.

miércoles, 10 de abril de 2013

Sobre el papel

Como periodista que soy contemplo con tristeza, un día sí y otro casi también, cómo muchos medios de comunicación echan el cierre, y tal vez sea porque considero que leer es un placer, pero sobre todo leer sobre el papel, el periódico, una revista, un libro..., el cierre de medios de comunicación de prensa escrita me provoca una congoja algo mayor.
Ya he oído a más de un quiosquero decir que esto se acaba, que el papel va a extinguirse más pronto que tarde, pero yo me resisto a creerlo, a pesar de que veo que está siendo así. El Día ha cerrado en las cinco provincias de Castilla-La Mancha, Cuenca ya no tiene periódicos, en Albacete han desaparecido La Verdad y El Pueblo, en Toledo ya no están Economía y Empresas y Ecos (éste ha pasado a ser un periódico digital, muy bueno, muy interesante, pero digital), y en Guadalajara han desaparecido La Tribuna, Guadalajara DosMil y El Decano. Muchos de los que han cerrado continúan manteniendo la edición digital y solo espero que tantos periodistas que se han quedado en la calle puedan volver a demostrar su talento en las nuevas plataformas que aparecen. Una puerta se cierra, pero tal vez se abren otras...
Nadie tiene que convencerme del gran avance que hemos dado con Internet, los grandes canales de comunicación que se nos abren a todos, la inmediatez de las noticias expuestas en la red, la oportunidad que cualquier ciudadano tiene de informar, de fotografíar una noticia y lanzarla al mundo entero en cuestión de segundos. La facilidad de ahora no existía antes y, desde luego, no se puede dar la espalda a este momento actual y quedarse fuera de las redes sociales, de la información digital..., pero, ¿por qué tiene que sustituir esto totalmente al papel?
Me niego a pensarlo, me niego a creerlo y, desde luego, no voy a ser yo la que deje de comprar la prensa o un buen libro. Me encanta su olor, el sonido al pasar las páginas, sentarme en el parque a leer, en el autobús, en el metro, en la cama, minutos antes de dormir, y llevar conmigo un libro, un periódico, una revista, y no un ordenador, o un libro digital o algo así.
No creo que sea ninguna atrasada tecnológica, porque veo y compruebo los beneficios de todo lo de ahora, pero no quiero que esto sea un sustituto del papel, no lo acepto, no lo concibo, creo que ambas cosas tienen su espacio, su sitio.
De momento, por favor, que nadie me regale un e-book.



jueves, 4 de abril de 2013

Recomendaciones literarias (de fácil digestión ;)

La verdad es que no sabía muy bien cómo llamar a este post, ya que los libros que voy a recomendar son más cortos que los anteriores, ante la petición de algunos de vosotros de que nombrara libros que no sean tan densos como el post de "mis imprescindibles".
Estos que menciono a continuación son más cortos, más rápidos de leer, como es lógico, y que también me han gustado mucho. Espero seros útil si, por ejemplo, queréis un libro para leer en poco tiempo. Ahí van:

El guardián entre el centeno (J.D. Salinger). La verdad es que me cuesta creer que haya quien, gustándole la lectura, no haya leído este gran libro. Cuenta las peripecias del joven Holden Caulfield en Nueva York.

El quinto hijo (Doris Lessing). Este libro me impactó mucho, y eso que lo leí cuando aún no era madre. Me encantó y también me produjo cierta tristeza.

El lector (Bernhard Schlink). Es una conmovedora historia de amor, o más bien pasión, entre el joven Michael Berg y Hanna, con el holocausto judío y la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo. Es un libro breve y que se lee muy bien.

Buenos días, tristeza (Françoise Sagan). La historia de la joven Cécile y cómo cree que la irrupción de Anne en su vida puede cambiar su existencia.

Mi familia y otros animales (Gerald Durrell). Me pareció un libro muy divertido que cuenta la vida de una familia que se traslada a la isla de Corfú; la historia está contada por el protagonista, el propio Durrell cuando era niño. Tiene otras dos secuelas, Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses. A decir verdad creo que de las tres, la que más me gustó es la de Bichos y demás parientes, más divertida aún. Las tres cuentan la misma historia, pero desde distintos puntos de vista o perspectiva.

Coma (Robin Cook). La verdad es que este libro no es tan corto como los anteriores, pero engancha desde la primera línea, y no lo digo yo, lo dicen todos a los que se lo he recomendado.

De profundis (Oscar Wilde). Esta obra la escribió el autor durante los dos años que estuvo en prisión acusado de homosexualidad. En realidad es una carta dedicada a Lord Alfred, con quien tuvo una relación íntima y que finalmente le traicionó.

San Manuel Bueno, mártir (Miguel de Unamuno). Lo leí hace muchos años y me pareció un libro muy bonito, muy emotivo; además es cortísimo.

La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela). Un libro muy duro, descarnado, con la tragedia mascándose por todos lados.

El camino (Miguel Delibes). Ya hablé en el anterior post de este autor. Este libro es el primero que me leí de él y me encantó; luego, años después, volví a leérmelo. La vida en un pueblo, en la posguerra y, muchas veces, cierta crudeza. Es entrañable el protagonista, Daniel el Mochuelo.

Aprovecho este post sobre libros para rendir un pequeñísimo homenaje desde aquí al genial Antonio Mingote, de cuyo fallecimiento se cumple ahora un año. Cuánta verdad en este chiste suyo...