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martes, 24 de diciembre de 2013

La pegatina de estrella

Para ella era todo un ritual, poner el Belén de Navidad, colocar todo en su sitio. Sabía que quedaba poco tiempo, un año, tal vez dos, para que este ritual fuera sólo suyo, porque sus nietos pronto querrían tomar partido de algo tan divertido como colocar preciosas figuras encima de una mesa.

Lo hacía despacio, revisando las figuras, que ninguna estuviera rota; las colocaba con esmero, con mucha delicadeza. Siempre sentía una punzada de emoción, de recuerdos del pasado, no siempre todos buenos, pero sí inolvidables.

Entonces empezó a sonar el timbre de casa y su sonrisa apareció de nuevo. Ya llegaban, todos, alrededor de su mesa, su familia. Sus tres hijas, sus dos nietos, sus hermanos, sus yernos, algún primo... Sólo faltaba ella, desde hacía cuatro años, su madre. Cómo la echaba de menos ese día más que ninguno. Juntas ponían el Belén cada año, incluso al final, cuando ya era una viejecita risueña.

Y ahora quería ser ella su testigo, quería ser la que acogiera cada Navidad a toda la familia, en su casa, para seguir siendo una piña, gracias a todo lo aprendido de su madre, la unión, el cariño, la complicidad, el perdón...

Entonces colocó una estrella en el portal del Belén, una simple pegatina, "esta serás tú, madre, cada año, para que nos mires, para que te veamos, porque sé que estás aquí".


¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!


Le encantaba sentir estos momentos en soledad, consigo misma, con sus pensamientos. Pero todo acabó de glope, la puerta se abrió bruscamente "¡¡abelaaaaaaaaaaaaaa!!", gritó su nieto mayor, de tan sólo dos años. Todos llegaron tras él y se agolparon en el salón. De repente aquello era un bullicio de besos, risas y mucha alegría.

- Hola mamá -le dijo su hija pequeña dándole un abrazo.
- Hola hija, ¿cómo estás?
- Muy bien, con una noticia fantástica.
- ¿Ah sí?, ¿has encontrado trabajo?
- Puessss, no, no es eso. Vamos a ser padres, estoy embarazada.
- ¡Mi niña!, ¡qué alegría tan grande! -De repente sintió que todo seguía, que la vida continuaba pasase lo que pasase y que la felicidad era esto.

El pequeñajo corría por todo el salón riendo y con una pegatina de estrella pegada en la frente, "¡soy un abol de avidaaaaaaaaaadddd!", decía sin parar. 

- ¡¡No!! ¡¡La estrella!! -gritó intentando detener a su nieto.

Todos callaron y la miraron sorprendidos.

- ¿Qué ocurre mamá? -le preguntó otra de sus hijas-, ¿quieres que le quite la pegatina?
- No, no, hija, déjalo, perdona. ¡¡Me encanta!!

Siguieron mirándola extrañados y, en unos segundos, volvió el bullicio y la pequeña estrellita de pegatina siguió corriendo por todos los rincones de la casa.

martes, 3 de diciembre de 2013

Más y más recomendaciones literarias (impactantes)

Últimamente no leo demasiado, lo reconozco. Ciertas inquietudes personales me impiden sentarme tranquila y sosegada a disfrutar de un buen libro. Pero mientras espero a que pase esta época extraña, que sin duda pasará, afortunadamente, sigo recordando más y más libros que he leído a lo largo de los años. 

En realidad esta serie es extraña, porque he de reconocer que algunos de los libros no los recomiendo, porque no me gustaron, y sin embargo no pude dejarlos hasta llegar al final. Os explico por qué los he elegido, porque son impactantes y si lo que queréis es no quedar indiferentes, leed cualquiera de ellos. Palabra de ávida lectora (excepto ahora).

* A sangre fría (Truman Capote). Me recuerdo perfectamente hace ya bastantes años, sentada, un sábado por la noche, en el suelo del salón del piso de Madrid, leyendo sin descanso este libro. Me dejó totalmente impactada y a la vez con miedo..., porque es una historia real. El asesinato de la familia Clutter. Es un gran reportaje que, sin duda, recomiendo.

* Alguien voló sobre el nido del cuco (Ken Kesey). Es un libro fantástico, alucinante. Narra la historia de Randle Mcmurphy, que para librarse de la cárcel se hace pasar por loco y le ingresan en un manicomio. La rigidez de los métodos de la enfermera Ratched chocarán con Mcmurphy, que verá cómo su voluntad es doblegada.

* Ensayo sobre la ceguera (José Saramago). En realidad este libro no sé si lo recomendaría, pero lo incluyo en esta serie porque es impactante. La población, la humanidad, va quedándose poco a poco ciega, y el libro narra cómo se van organizando, los abusos que se producen... Reconozco que me resultó en ocasiones desagradable aunque, como he dicho antes, no pude dejarlo hasta llegar al final.

* Los renglones torcidos de Dios (Torcuato Luca de Tena). De nuevo se sitúa en un psiquiátrico y cuenta la experiencia de la detective Alice Gould. ¿Pero es ella realmente una detective o está realmente loca? Hasta el final nada se sabe de cierto. Es intrigante y muy bueno.

* La noche del cazador (Davis Grubb). Me la recomendó un amigo que, si me está leyendo, sabrá identificarse. Es una novela aterradora que narra la historia de Harry Powell que, al salir de la cárcel pretende encontrar el dinero robado por su compañero de celda, Ben Harper, que ha fallecido. Para ello se casa con su viuda. Este enigmático y depredador personaje lleva en los nudillos de una mano tatuada la palabra LOVE y, en los de la otra la palabra HATE.

* Tokio Blues (Haruki Murakami). El que me recomendó este libro, también si me está leyendo, sabrá identificarse. Jamás he leído un libro tan tan recomendado en todos lados y que me haya gustado tan poco. Lo pongo en esta lista porque es cierto que es impactante, pero por lo triste y desconsolador de la historia, que ya casi ni recuerdo cuál es. Una chica con instintos suicidas... Es probable que me esté echando encima a los fieles lectores de este autor, pero he de decir que me gustó poco, eso sí, no me dejó indiferente y no paré hasta terminarlo.