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domingo, 5 de febrero de 2012

Amamantar con culpa

El otro día me pasó una cosa muy curiosa, o extraña, o..., no sabría cómo definirla. Fui a mi centro de salud, el de Palomarejos, en Toledo, por un fuerte constipado. Mi doctora habitual está de baja (aunque aún no la conozco, ya que soy nueva en este centro de salud), y me atendió un médico que así a simple vista parecía bastante agradable.
Le expliqué lo típico, fuerte dolor de garganta, dolor de oídos, sobre todo de uno de ellos, malestar general... El señor apenas me miró, ni me auscultó, ni me miró la garganta; tan solo me miró con el aparatito ése de la luz el oído más afectado. Me confirmó que tenía una otitis y se sentó en su ordenador. Tras unos momentos pensando, me dijo que debía tomar un antibiótico, amoxicilina, y unas gotas para el oído, que también son antibióticos. Y aquí viene el motivo de mi sorpresa: le comenté "estoy dando el pecho a mi hijo, ¿puedo tomar estos medicamentos, o tengo que dejar de dárselo?", el señor me miró extrañado y algo confuso y me dijo "puesssss..., no lo sé, léete el prospecto". Yo, tranquilamente, le dije "verá, es que en los prospectos de los medicamentos suele indicar que consulte con su médico". El señor volvió a decirme "es que yo no lo sé, pregúntale al farmacéutico".
¿Quéeeeeeeeeeeeeeee?, ¿que le pregunte al farmacéutico?, ¿va a saber más el farmacéutico que usted, que es médico? En fin, esta reflexión no la hice en voz alta; soy una persona bastante educada y suelo mantener las formas en este tipo de situaciones. Me quedé tan anonadada que no supe qué decir.
Pero cuál fue mi error cuando, no recuerdo el motivo, le dije que mi hijo tenía casi un año y medio. El súper-médico me miró como si estuviera viendo a una especie de otro planeta y me dijo todo sorprendido: "¿Un año y medio?, ¿y por qué haces eso?, ¿por qué le das el pecho con un año y medio?" Ayyyy, qué sensación tan extraña, nunca me había ocurrido desde que soy madre, siempre me he sentido orgullosa de dar el pecho a mi hijo; no es que lo vaya pregonando por ahí a los cuatro vientos, pero no es algo de lo que me avergüence. Pero en ese momento, yo sola con ese médico, me sentí avergonzada, no sé cómo explicarlo, me sentí casi troglodita, y de repente el tipo éste me cayó fatal, porque me cuestionaba algo que yo nunca me he cuestionado. No supe qué decirle y contesté con un hilillo de voz "no sé..., porque a mi hijo le gusta, a mí no me importa..., además, ¿no dicen que es tan bueno?", y me salta el tío "sí, eso dicen, pero es bueno hasta los cuatro meses".
Madre mía, este señor no está al tanto de lo que dice la OMS, que recomienda dar el pecho al menos hasta los 6 meses del bebé. ¿Cuatro meses?, ¿de dónde se lo habrá sacado?
En fin, nuestra conversación terminó ahí, porque evidentemente, al decirle que mi hijo tenía año y medio, el señor no pensó ni por un segundo en tomarse la molestia de averiguar si podía o no tomar la medicina que me había recetado, así que salí de la consulta sintiéndome un poco perdida, pensando si tomar la medicina, si destetar a mi hijo a causa de mi otitis o qué.
Se me ocurrió ir al pasillo de Pediatría, donde voy con mi hijo a consultas y tal, y me encontré a una de las enfermeras. Le conté lo sucedido y en menos de cinco minutos resolvió mi duda, diciéndome que tienen unas tablas o algo así, donde aparecen los medicamentos seguros para la lactancia y los que no. Los míos sí lo eran.
Luego cuando iba por la calle pensé en mil contestaciones que le podía haber dado al médico; fui culpable de avergonzarme y de no defender lo que hago, o de no decirle que a él qué le importa, que más bien se ocupe de hacer mejor su trabajo. Casi me arrepiento de no haberle dicho nada en condiciones, aunque puede que mejor haya sido así.
Es extraño lo bien visto que está dar el pecho cuando tu hijo nace, cuando es pequeño, cuando cuenta con meses, con pocos, claro. Si ya pasa del año, la gente suele mirarte extraño, aunque reconozco que a mí me hace gracia. Tengo la suerte de tener amigas y familiares que también han dado el pecho mucho tiempo a sus hijas y es divertido hablar con ellas y compartir cosas.
He de decir, que la semana siguiente volví a que me revisaran mis oídos y me tocó, afortunadamente, otro médico. Que me recetó un antibiótico diferente y que, ante mi pregunta, me la supo resolver rápidamente y con una sonrisa de amabilidad en la cara.
En fin, como dicen en mi pueblo "hay gente pa´to".

jueves, 2 de febrero de 2012

Comienzo

Intento buscar un tema original para comenzar mi recién creado blog pero ahora mismo estoy en blanco. Mi incursión a este mundo bloggero imagino que será lenta, pero esto es solo el principio. ¿Cuánta gente escribirá a lo largo del día cosas de éstas?, blogs, me refiero.
Debe ser difícil destacar entre tanta multitud, aunque yo tampoco lo pretendo.
Soy una chica normal, con su punto de rareza, tal vez; con un trabajo que me gusta, un marido que también me gusta, un hijo que me apasiona y una vida bastante normal. Pero vaya, seguro que tengo cosas que contar, cotidianas o extraordinarias, depende del día.
Ahora mismo mi vida gira casi por completo en torno a mi hijo, de casi un año y medio. Todo es nuevo para mí, sus progresos, sus caras, su enfados, sus abrazos..., todo es un pequeño enigma cada día. Pero en fin, sobre esto podría escribir líneas y líneas, y tampoco es el caso ahora. Ya habrá tiempo.
De momento, solo, bienvenida SusanaEnLaRed.