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jueves, 10 de marzo de 2016

La luz de mis mañanas

Guadalupe es mi tercera hija, la luz de mis mañanas, porque la vida ha querido que a la alegría de tenerla conmigo desde el pasado 20 de noviembre se sucediera, poco tiempo después, la enfermedad y muerte de mi madre. El destino puede ser así de cruel.

Para estas cosas siempre oyes que los hijos son un consuelo, que si no fuera por ellos…, y es cierto, mis tres hijos han sido en el infierno que he vivido un aliento, una razón por la que seguir, un motivo para sonreír. Pero es que Guadalupe ha estado conmigo siempre, siempre, en los momentos de angustia, en todos, hasta el final, y mirar su carita ha sido lo único que me ha arrancado una sonrisa.

Por eso siempre le estaré eternamente agradecida y cuando sea mayor quiero que sepa lo mucho que hizo por mí, cómo un ser tan indefenso y diminuto ha tenido la capacidad de darme la fuerza que pensé que no tenía. Ella ha sido y es la luz de cada una de mis mañanas.

He llegado a pensar, en los momentos más difíciles, que ha venido al mundo para ayudarme, a pesar de ser tan pequeña y necesitarme a todas horas; creo que yo la he necesitado más a ella. Aún me veo en el coche, de camino a Madrid, en los pasillos del hospital, en el ascensor a punto de llegar a la habitación  de mi madre, con el corazón a mil por hora, nerviosa, triste, angustiada…, y Guadalupe siempre conmigo; la miraba y me sentía más capaz. A pesar de que el hospital no es el mejor sitio para un bebé, yo no tenía más remedio que llevármela, y ahora me alegro, porque para nosotros ha sido no sólo una distracción, sino un motivo para sonreír.

Locos e inconscientes

La verdad es que llegó sin esperarla. Cuando todos te dicen que si ya te plantas “con la parejita” (señor, qué expresión tan horrible) o, mejor, todos sentencian que “ya te plantarás, ¿no?”, anuncias que estás embarazada de nuevo y la cara de sorpresa de la gente es lo mejor de todo. A Marcos y a mí nos han llamado de todo, “inconscientes”, “valientes”, “locos”, ¡¡por traer a un tercer hijo al mundo!! Anda ya, si es lo mejor que hay.

Estoy segura de que tener hermanos es el mejor regalo que puedes hacerle a tus hijos y por eso estamos tan contentos, a pesar de las cacas, los pañales, los mocos, las peleas, el sueño…, pero todo eso se compensa con sonrisas, caricias, abrazos, juegos, tequieros y que cada día es una sorpresa nueva.

Guadalupe seguirá siendo la luz de mis mañanas, estoy convencida de que ha nacido para eso.