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lunes, 10 de junio de 2013

Situaciones (I): Engullendo canapés

Hace pocos días estuve en unas jornadas trabajando como periodista, con mi cámara en mano, mi libreta, mi boli, mi ordenador..., para cubrir el evento como es debido. En este tipo de actos siempre hay un descanso a media mañana para desayunar; todos los asistentes se arremolinan en las mesas dispuestas con zumos, café, agua, canapés, dulces... y claro, sucede a una hora crítica de la mañana para cualquier estómago (al menos para el mío). Perooooooo.... en estos casos me ocurre que conozco a muy pocas personas, que en ese momento suelen estar ocupadas trabajando o atendiendo a gente. Así que ahí voy yo sola, a intentar comer sin que se note mucho que me muero de hambre.
La gente habla, ríe, conversa animada, y come, seguro que come, pero curiosamente cuando llegas tú te da la sensación de que nadie está comiendo, de que todos se lo pasan pipa hablando y de que eres la única que va a la caza y captura de eso que huele tan delicioso.
Me cuelgo mi cámara de fotos al cuello y de vez en cuando ¡click!, foto; ¡clack!, otra foto, lo cual hace que me sienta protegida y que la gente piense que, a pesar de ser la hora del "recreo", yo sigo trabajando (maldita falta que me hacen fotos de gente y canapés) sin pensar en absoluto en la comida que hay sobre la mesa y que aunque ¡nadie se la come, cada vez queda menos!
Miro de reojo, observo disimuladamente y paso revista a la comida que hay en las mesas "vale, lo típico, bebidas, cafés, zumo..., pastas de té, tortilla, sandwiches y..., mmmm, napolitanitas de chocolate, mis preferidas".
La clave está en no quedarte parada en una mesa concreta, corres el riesgo de parecer rara al no hablar con nadie y que, además, la gente se percate de tu hambre voraz y vean cómo tú sola acabas con un plato entero. Así que es mejor pasear de un lado a otro, mientras, ¡clock!, ¡foto!
Me acerco a una mesa y de repente siento que todos los que hay a su alrededor me miran; sé que no es cierto, pero la sensación es esa, de sentirte observada. Y por fin..., cojo una napolitana de chocolate, de estas minis. Pego un mordisco y se me queda cara de póker, ¡no es de chocolate, es de mermelada! No me gusta la mermelada, así que mi cara se torna de asquito, como si acabara de oler un repollo cocido; muerdo despacio, lentamente..., en ese momento me gustaría ser mi hijo, que abre la boca y con rapidísimos movimientos de la lengua echa lo que no le gusta. No, yo no puedo, así que me meto en la boca el resto de napolitana, me tapo mentalmente la nariz y trago deprisa. ¡¡Menudo engaño!! ¿Dónde se han visto napolitanas de mermelada?

Napolitana de mermelada disfrazada de napolitana de chocolate.

Pero, ¡por fin!, veo que las hay de chocolate, aunque son difíciles de distinguir, así que yo sigo dando vueltas por la sala, ¡click!, foto, y por fin cazo una de chocolate, ¡click!, más fotos, y la gente sigue observándome; ¡clack!, nueva foto, deslizo mi mano entre la gente para cazar otra napolitana de chocolate, que ya se han vuelto tan escasas que tengo que buscarlas con radar.
"¡Susana!, ¿qué tal?", de repente alguien te reconoce y te pilla con la boca llena, y piensas "seguro que sabe que ya es mi quinta napolitana y mi tercer sandwich", así que le haces una foto para ocultar tu mandíbula masticando a toda velocidad. "Bien, gracias, aquí..., haciendo fotos", "bueno, pero pica algo mujer", "Ahh!!, sí, claro, ahora, ahora cojo lo que sea" (es importante mostrar indiferencia, como si ni te hubieras fijado en lo que hay). Y como te sientes protegida por tu nuevo acompañante, vuelves a picar, y ríes, le preguntas cualquier cosa, vuelves a reír "¡ja-ja-ja!, ¿no me digas? jo-jo-jo", mientras sigues comiendo. Ahora tengo un acompañante, así que me olvido de la cámara y observo que ya nadie me mira, y me doy cuenta de que ya no puedo comer más, "¡Pero bueno, no comes nada!", "ya, ya, es que estoy desganada", ¡clack!, ¡fotoooooooo!

12 comentarios:

  1. Cómo me identifico contigo, Susana. Me he encontrado en esa situación más de una vez. Es terrible, realmente sientes que todos te están mirando. Pero lo peor es cuando te manchas un poco la boca con el chocolate o con un poco de zumo, ¡y no hay servilletas por ninguna parte!
    En fin, al menos tenías la cámara de fotos para esconderte ;-)

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    1. Me alegro de no ser la única que se ha sentido así, jajaja. Aunque bien mirado es una situación graciosa, pero es cierto que en esos momentos lo pasas mal, porque tienes hambre y no conoces a nadie. ¡¡Gracias por tu comentario!!

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  2. ¡Muy descriptivo! a mi siempre me pasa que cuando hacen pausa para tomar algo parece que no hubiera comido en un año. ¡ Me entra un hambre tremenda!
    jajaja!!

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    1. Jajajaja, es verdad, ves las cosas ahí colocaditas, tan monas y tan ricas y..., de repente... ¡qué hambre!!
      ¡Gracias!

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  3. Yo hasta me llevo cosas pa mi casa

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    1. ¿Ah síiiii? No me lo puedo creer; yo bastante ocupada y concentrada estoy en comer sin ser notada como para además tener el añadido de guardar comida en el bolso, jajaja, ¡sería el colmo!

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  4. El truco de echar lo de la boca en la servilleta puede funcionar, cuando me dan comida de esa 'sorprendente' me siento legitimado para ser un poco 'guarro'.

    Algunos ejemplos de comida 'sorprendente o como dicen los locutores de La Parroquia del Monaguillo (Onda 0), que da sorpresa en boca:
    Esperar que sea dulce y sea salado.
    Esperar chocolate y que sea morcilla (ha pasado).
    Cuando hay mahonesa porque si (sale gratis? pq la echan en todo?)
    Con estas cosas y algunas mas, a la servilleta sin remilgos.

    R.

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    1. Jajajajaaj!!!, cómo me lo estoy pasando con este post, y tu comentario, R., es buenísimo; cuando lo leí estaba en el coche con mi jefa y no pude evitar leérselo y partirnos de risa con lo de la comida "que da sorpresa en la boca". Lo del chocolate que resulta ser morcilla me ha dejado impactada, jajajaaj.
      ¡Gracias por estos buenos ratos!

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  5. Desde luego que me siento totalmente identificada contigo, has descrito la situación a la perfección o al menos como yo lo percibo.

    Qué hambre, por Dios¡¡¡¡¡¡ La pausa-café o el vino español de la mayoría de los eventos, pero que ahora parecen cada vez mas escuetos.

    De todas formas, a pesar de que la gente parece ocupada en sus conversaciones, si se nota como el surtido de productos de la mesa va desapareciendo despacio pero sin pausa.

    He sentido ese reparo de no parecer una "gorrona", pero ¿como evitarlo?, cuando además de tener hambre pienso que lo que sobre de comida, seguro que lo tiran, ¿Quien se lo va a llevar? ¿Con el hambre que hay en el mundo y sobre todo la que tengo yo en este momento, sería una lastima.

    Así que me hago planteamiento nuevo, me pego a la mesa que me interese o me desplazo a otras para probar otras variedades, y lo que pasa por mi mente es lo que una vez me dijo una prima mía, bastante practica: "Mi vergüenza era verde y se la comió un borrico".

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    1. Cuánta razón llevas con lo de la vergüenza. Tu táctica de quedarte plantada en una mesa no me convence; es mejor pulular por ahí.
      ¡Gracias!

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  6. El sábado estuve comiendo una parrillada de carne con unos amigos y se quemaron un poco unos choricillos, me los lleve a casa y los he cenado hasta el miércoles. Si pillo un desayuno como los que dice Susana tengo comida pa un mes.

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