Tradúceme

miércoles, 27 de agosto de 2014

"Cari, ¿qué te pasa?"

Ayer tuve un sueño. ¿Y qué tiene eso de especial?, pensaréis, porque soñamos todos los días. Pero es que este sueño está clarísimo en mi cabeza, cuando lo normal es que sólo recordemos pequeñas escenas y ni mucho menos el sueño entero.

De repente, en mi sueño, sin comerlo ni beberlo estaba en un prado lleno de flores, en su mayoría amapolas. A pesar de no tener un espejo delante sabía que llevaba un vestido con volantes, encajes y mangas abullonadas, aparte de un enorme lazo en el pecho, y todo muy rosa. Me sentía ridícula, pero lo que fue más ridículo aún es que mi marido, Marcos, llegó montado en un burro, que también llevaba un lazo entre ambas orejas (el burro, no Marcos), y me dijo (Marcos, no el burro):

- Hola cari preciosa, ¿damos un paseíto por la playita?, la tarde está fresquita.
- Vale churri -dije. Y acto seguido me tapé la boca y di un salto hacia atrás asustada.

¿Churri?, ¿yo había dicho churri? ¡¡¡¿¿¿Qué clase de sueño era este???!!! Logré recuperar la cordura y le dije a mi marido:

- ¿De qué me hablas?
- Ya sabes chochi, nuestro habitual paseíto.
- No gracias -dije lo más borde que pude.
- ¿Por qué, cari?
- Porque tengo un nombre, llámame por mi nombre.
- ¿Qué te pasa gordi?
- ¡¡Ayyyy!!, ¡¡¡cállate!!!
- No te reconozco, mi florecilla.

¿Pero esto era una broma?, detesto las cursiladas, y estas más.

- Oye mira, si pretendes enfadarme, vas por buen camino.
Marcos me miró sorprendido y se bajó del burro.

- ¿Es que ya no me quieres, mi cielo?
- Puessssssss, no sé qué decirte, creo que te prefería antes, cuando te tirabas algún pedo que otro.
- ¡¡Ayyy, qué asquito!!, yo jamás he hecho semejante cosa, mi amor.
- ¿Quieres dejar de llamarme así?
- ¿Así cómo?
- Pues así, cari, churri, gordi, florecilla... No estoy segura, pero es probable que si buscamos bien en el Código Penal sea un delito y pueda denunciarte.

Marcos sonrió y cogiéndome de la barbilla me dijo:

- Anda, dame un besito mi capullita.

¡¡¡Y encima me llama capulla pero en fino!!! No entendía nada, miré hacia un lado y hacia otro, no había nadie y, lo peor de todo, ni rastro de esa playita por la que mi marido quería pasear y a la que yo podría haberme tirado y ahogarme para no seguir escuchando todo eso.

- Venga, dame la mano, mi fierecilla, que hoy estás que trinas.
- Como vuelvas a llamarme así pido el divorcio express, te lo juro.

Él soltó una carcajada que más que eso pareció un rebuzno. Y de repente dos siluetas aparecieron por el horizonte. Eran dos amigas, las reconocí al instante, y antes de que pudiera decirles nada se presentaron como si fueran dos desconocidas.

- Hola, me llamo Pili, como la peli de "Pili y Mili" -dijo soltando una risilla nerviosa.

Iba vestida toda de Channel color rosa, con unas gafotas enormes de sol y el cuello lleno de perlas.

- Dale a me gusta si crees que la declaración de amor que he hecho a mi churri es ideal y que su campanilla es pequeña y sonrosada como Peggy.

Yo no daba crédito. Pero lo más sorprendente fue cuando su acompañante, vestida con un maillot y una falda de éstas de tutú de bailarina, se presentó.

- ¿Qué tal?, me llamo Cucu, como el cucu-trás -dijo sin pestañear y con una sonrisa más falsa que Judas.
- O como la canción de "Cucú cantaba la rana" -soltó Pili, sin perder la dignidad.
- ¡¡Bueno ya está bien!! -dije roja de indignación.
- ¡No!, yo sé una mejor -dijo Cucu-: Dale a "me gusta" si estás a favor de que el tinte rosa para el pelo de caniche entre por la Seguridad Social.

JAJAJAJAJA, JOJOJOJOO, JIJIJIJIIJJIJI, los tres empezaron a reírse primero de la forma más cursi y espeluznante que he oído en mi vida, después de una manera que parecía más diabólica que otra cosa.

- Esto no me gusta -dije-, me estáis asustando, ¿de qué vais?, ¿qué os ha pasado?, ¿dónde está vuestro vocabulario normal?

- Cari, tranquila, ¡no te alteres! -me dijo Marcos.
- No seas rancia -dijo Pili.
- Venga, vamos a hacernos un selfie los tres, que la ocasión lo merece -dijo Cucu.
- ¿Qué ocasión?, ¿esta ocasión en la que los tres os habéis vuelto majaras y habláis como si Lydia Bosch se estuviera declarando a Emilio Aragón en Médico de Familia?

JAJAJAJA, JOJOJOJOOJ, JIJIJIJIJIJIJI, volvieron a reír los tres. Entonces se dieron las manos, hicieron un círculo en el que yo me quedé encerrada y empezaron a cantar El Corro de la Patata.

¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!! Grité mientras me arrodillaba y me tapaba los oídos con todas mis fuerzas.

Me desperté sobresaltada de la siesta. Me había quedado dormida sin querer, y de fondo escuchaba las carcajadas de Marcos y mis amigas. Me asomé sigilosamente al salón y allí estaban, con su forma de vestir normal y su hablar normal.

Suspiré aliviada. "Nunca más volveré a reírme de la gente que llama a sus parejas caris y churris", pensé, "y alguna que otra vez le daré a Me gusta si creo que el amor es maravillosooooooooo". 

Ay, no y no, me niego, llamadme rancia, seca o borde, pero detesto las cursiladas. Desde aquí toda mi admiración a todos aquellos que tienen el valor y la jeta de declararse a sus parejas públicamente por Facebook, Twitter o lo que sea para que todo el mundo sea testigo de ese amor tan fantásticamente maravilloso. Pero..., esto que voy a decir sé que a muchos les parecerá horrible y desconsiderado, pero otros lo pensaréis tal y como yo lo voy a expresar aquí: ¡¡Y A MÍ QUÉ ME IMPORTA!!