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sábado, 23 de febrero de 2013

Siesta

A mí me gusta más la siesta que dormir por la noche. Es un sueño totalmente distinto, mucho más corto y más intenso. Dormir por la noche sería como comerte un chuletón, con el tiempo que eso requiere, y la siesta sería algo así como meterte en la boca un bombón, que se deshace y te está delicioso.
Sí, esa es la palabra que define la siesta, deliciosa. Las hay de muchos tipos; yo suelo practicar todas: la de sofá de 15 minutos, la de cama de una hora, y la de pijama y orinal, como decía Cela.
Sin duda la mejor es aquella en la que ni pones despertador; bueno, yo en realidad siempre lo pongo, pero la siesta larga larga es aquella en la que te echas a las 4, por ejemplo, y te dices "bueno, voy a poner el despertador a las 8, por si acaso no me despertara, pero vamos, es algo casi imposible", y ocurre, vaya que si ocurre muchas veces, que el despertador llega a sonar, te sobresaltas, piensas "vale, vale, yo estaba durmiendo, pero ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?". Pasan unos segundos, bastantes, hasta que pones tu mente en orden.
Esa siesta está muy bien, pero tal vez sea un poco contraproducente, por el nivel de atontamiento que provoca.
Luego están las siestas más cortas; no sé..., una hora, una hora y media; que yo creo son las mejores. Duermes profundamente y te levantas hecha una reina. Y está muy bien echarse en el sofá e ir durmiendo, poco a poco, mientras oyes de lejos el murmullo de la tele.
Y por último, las siestas-express; yo soy capaz de dormirme 10 o 15 minutos y soñar y todo, aunque nunca recuerdo el qué. Estas son mis siestas más frecuentes, sobre todo de lunes a viernes y el mejor sitio es el sofá. A veces, cuando miro el reloj y me digo "ay, si solo me quedan 20 minutos para tener que ir a por el niño", creo que está todo perdido; pero no, me tumbo, pongo el despertador para que suene en 15 o 17 minutos (un minuto o dos más son valiosísimos) y cierro los ojos. Muchas veces, cuando me levanto, tengo la sensación de que he dormido mucho más, y es genial. Otras veces, las más, te quedas con la sensación de que te falta algo, unos minutos más, claro.
Y lo peor, lo peor de lo peor, es que te despierten de la siesta. Una llamada, un porrazo del vecino o cualquier otra cosa, por eso yo siempre apago todo lo apagable y que me dejen en paz, que no existo.

2 comentarios:

  1. Yo estoy de acuerdo contigo, soy una amante de las siestas..pero siestas de hora y media o dos horas...la pena es que solo disfruto de ella, los escasos fines de semana, que mi pequeños me los permiten...pero reconozco que soy la persona más feliz...cuando sé que tengo tiempo para dedicarmelo a mí y mis siestas....
    y lo curioso, es que mis siestas también son de pijama...son las mejores..!!
    Enhorabuena por tu blog..me encanta!!
    ánimo y sigue así

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    1. Muchas gracias, estoy totalmente de acuerdo contigo, siestera empedernida, jajaja.
      Gracias por los ánimos!!, seguiré dándole al teclado!!

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