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viernes, 28 de noviembre de 2014

Las manos de mi hija

Esta vez no quiero que leáis, simplemente que veáis, que observéis unas manos, manos de un bebé. No me canso de mirarlas, estaría horas observándolas... Parece que no, pero en cuatro meses y medio de vida han cambiado muchísimo, no su apariencia, sí su actitud.

Al principio eran dos puñitos cerrados que a duras penas se abrían, de lo fuertes que los tenía apretados. Y ahora sus manitas se abren, juguetean con cualquier cosa; aún no coge bien los objetos, pero no para de moverlas y yo siempre imagino que está deseando poder experimentar.
Cuánto le queda por descubrir..., mientras tanto, yo seguiré mirándolas...





















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