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lunes, 16 de septiembre de 2013

Qué pasó anoche... (I)

Coge el teléfono, marca su número y, al compás de la espera, escucha los latidos de su corazón rugir dentro de su pecho. Está nerviosa, le tiembla el cuerpo, no sabe qué dirá si él descuelga, si contesta a la llamada.

- Hola.
Ella piensa, los nervios se acentúan, las palabras no salen...
- Oye, ¿estás ahí? - dice él.
Sigue sin decir nada, su mente va deprisa, pero está bloqueada.
- Julia, ¿estás ahí?, no oigo nada, ¿oye?, ¿oye? Cuelgo y te vuelvo a llamar.

Durante esos segundos piensa con rapidez, ¿cómo puede hablar con tanta naturalidad?, ¿como si nada pasara? Sigue sin poder decir ni una palabra. Él cuelga y pocos segundos después, el teléfono de Julia suena. Es él. Lo deja sonar, una y otra vez. Está más tranquila, aunque sigue nerviosa. ¿Qué hacer? Ha sido ella la que ha llamado primero, ha sido ella la que quería hablar con él y como no se atreve a decírselo a la cara (cobarde, qué cobarde se siente) ha optado por decírselo por teléfono.

Pero no contesta a su llamada. El teléfono sigue sonando, lo observa como si quemara y no lo coge. Maldita sea, si ha sido él el que ha fallado, ¿por qué se siente ella tan poca cosa, tan cobarde? Se pone más nerviosa aún y sin pensarlo empieza a teclear un mensaje, dirigido a él.

"Anoche te vi"

Lo envía y el peso que creía se quitaría de encima se ha multiplicado por mil. Su teléfono vuelve a sonar a los pocos segundos. Es él. Ha leído el mensaje. Julia se arma de valor y descuelga.

- Sí. 
- Julia, ¿qué pasa?
- Lo que has leído.
De repente se siente más tranquila. Solo acierta a decir frases cortas; cree que si da largas explicaciones se va a echar a llorar y no quiere.

- No te entiendo Julia, qué viste.
- A ti.
- ¿Dónde?
- Donde quiera que estuvieras ayer.

Intuía que él estaba empezando a ponerse nervioso, pero lejos de demostrarlo, atacó.

- Oye mira, no entiendo a qué viene esto, no te entiendo a ti, no me gustan los jueguecitos de palabras, los acertijos. Di las cosas claras, háblame sin dejarme a medias. Tienes un tono muy raro, ya está bien.
- Qué valiente pareces.

Ella seguía sin poder decir una frase más larga. Tenía ya un nudo en la garganta. Las tentaciones de colgar el teléfono eran cada vez mayores.

- Bueno ya está bien, me estoy empezando a cabrear. Háblame claro.
- ¿Dónde estás?
- Pues dónde voy a estar, en casa. ¿Dónde estás tú?
- ¿Y qué hiciste anoche?
- Puessss, ya te lo dije, salí con éstos.
- ¿Por dónde?
- Bueno..., primero de tapas y luego de copas, ya sabes.
- Pues te vi.
- Joder Julia, pues haberme dicho algo, ¿es que al final saliste?
- No exactamente.
- Ay mira, ya vale, venga, qué pasa, qué viste, que me estoy empezando a hartar.
- No quiero decírtelo yo, dímelo tú.

Pasaron unos segundos de silencio, y más silencio. Él no decía nada, sólo se le oyó resoplar y soltar una risita nerviosa.

- Oye, venga ya, ¿esto es una broma? Me estoy empezando a cansar.
- Cobarde.

Fue lo único que acertó a decir ella antes de colgar. No quería seguir escuchándole. La cabeza empezó a dolerle y a irle muy muy deprisa, ¿y si no era él? Sí, sí, seguro, era él, no cabía la menor duda. 
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un nuevo timbrazo del teléfono. Era él. De nuevo. Volvía a llamar. O movido por el sentimiento de culpa o por la perplejidad de la actitud de Julia. A ella, sin embargo, le pareció que había pasado muy poco tiempo para que él se hubiera buscado una excusa que darle, una explicación.

Se lo pensó, seguía sin poder hablar demasiado, el nudo en la garganta seguía ahí, pero se armó de valor.

- Qué quieres.
- A ti.

Esas dos únicas palabras fueron como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago y en el cuerpo entero. Con esas dos palabras lo supo, él se lo confirmó sin quererlo, el de anoche era él, sin duda. 

Qué poco piensan los hombres a veces... Qué poca picardía, qué poco saben leer entre líneas.

- Voy a colgar.
- ¿Por qué Julia? No cuelgues, venga, qué te pasa.
- Ya hablaremos.
- Vamos a hablar ahora.
- Pues venga, habla.
- ¡¡Bueno ya está bien!! Me estoy cabreando.
- Me alegro.

Y colgó. Julia volvió a colgar... Necesitaba una estrategia para que él confesara, para que ella no pareciera una loca que ve visiones...

2 comentarios:

  1. No puedo esperar hasta la proxima entrega, Dios mio que intriga........... ¡¡¡¿Qué es lo que vió?¡¡¡

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