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martes, 11 de febrero de 2014

Situaciones (VI): Qué pensar cuando presentas un acto

El mes pasado tuve que presentar un acto ante unas 90 personas y, bueno, creo que es mucho peor tener que dar una conferencia o algo parecido, donde se supone que tienes que dejar al descubierto toda tu sabiduría. Lo de presentar un acto no es así, es algo más liviano, llevas un guion, no estás enseñando nada a nadie, simplemente saludar, dar la bienvenida, ser majísima, sonreír, no parecer tensa como si te estuvieran apuntando con una pistola y, sobre todo, introducir a los que sí van a intervenir y a decir algo de interés.

Así contado parece fácil, pero no lo es. Yo me enteré de que tenía que hacerlo dos días antes, y sólo unas 12 horas antes estuvo en mi poder el guion que tenía que, más que leer, decir a los presentes, siempre adaptándolo a mi lenguaje y a mi forma de ser y todo eso. Que sí, que sí, que está muy bien todo, pero que no es tan fácil, porque subes allí y te das cuenta de que, como es lógico, todos te miran y, algunos probablemente no sólo eso, también te diseccionan.

Yo soy muy de improvisar, no ponerme nerviosa, mantener la calma prácticamente siempre, y en situaciones como esta, donde "sólo" es trabajo, procuro no perder la calma jamás. Pero después de un par de experiencias para un canal local, micrófono en mano como reportera y yo muy atrevida "bah, ya diré lo que sea" y quedarme bloqueada cuando se enciende el pilotito rojo de la cámara y hasta llegar a decir que un grupo de políticos fueron "recepcionados en el auditorio municipal", como si fueran naranjas, decidí que era mejor aprenderse de memoria hasta el último suspiro.

Así que dediqué el par de horas previas al comienzo del acto a aprenderme lo que iba a decir. Hice retoques, lo adapté a mi forma de hablar, ensayé hasta la saciedad..., pero luego llega el momento, te pones delante del micrófono, miras a toda esa gente que no te conoce de nada y... ¡ayyyyyyyyyyyyy, quiero salir de aquíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!

Penosa primera intervención con cara inexplicable.


Cuando comencé a decir mis primeras palabras empecé a notar un calor recorrer todo mi cuerpo, luego un temblor y luego me dio por pensar que estaba hablando muy deprisa y como un robot. "Ay madre, esto no puede seguir así", pensé, porque era capaz de pensar a la vez que leía y miraba a la gente. En realidad es muy complicado, hay que hacer muchas cosas a la vez mientras parece que no haces ninguna.

Mi primera intervención fue penosa; conseguí a duras penas presentar al primer invitado, que me sustituyó en el atril, y pude sentarme y casi desmayarme. No me desplomé en la silla por respeto al auditorio. Entonces me puse a pensar, a mirar a la gente, y de repente decidí que ya no me pondría nerviosa en mis siguientes intervenciones, ¿para qué? Lo más importante que decidí fue esto: "voy a hacerlo rematadamente bien porque los que están aquí sentados me importan un carajo todos y si doy un traspiés, me la pela", hablando mal y pronto.

Hay gente que tiene como táctica imaginarse al público totalmente desnudo, pero creo que eso supone un esfuerzo aún mayor, porque tienes que pensar en la desnudez de cada uno, ¡¡y los hombres sentados!! A mí la imagen de un hombre sentado y desnudo me desconcentraría aún más. No, no, no es una buena táctica, es mejor pensar que no les conoces, que no te importan, que tú no les importas a ellos y que sólo quieres hacer bien tu trabajo.

Un rato después, dueña de mí misma y con mi pensamiento estrella.


No estaba frente a mi madre, que siempre suelen ser las más críticas, ni frente a nadie que me conociera realmente, así que frente a la seguridad de que todos los que están allí te dan exactamente igual y tú les das exactamente igual a ellos, volví a mi atril a seguir con mi guion, esta vez más confiada, majísima, con la sonrisa en la cara y, eso sí, que una no es de piedra, deseando que acabara todo esto y poder lanzarme sin piedad a los canapés que venían después.

3 comentarios:

  1. Jajajajaj, vaya careto

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  2. ¡¡ja ja ja,
    lo más importante: el sentido de humor alto!!

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  3. Seguramente,lo hiciste genial....pero me da la sensación que eres demasiado exigente...lo mejor es ese sentido del humor!

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